Pasamos aproximadamente el 80% de nuestro tiempo diario en espacios interiores, ya sean estos el propio hogar o bien otros lugares cotidianos como, por ejemplo, la oficina. Es por ello que podemos considerar la arquitectura como una tercera piel que nos envuelve durante la mayor parte del día, siendo la primera nuestro propio límite corporal con el mundo y la segunda los atuendos que llevamos puestos.
Como una esfera, la arquitectura nos rodea. Por esta razón tiene sentido que procure crear espacios agradables de habitar y, al mismo tiempo, ecológicos. Según Rüdiger Safranski, “esferas significa, en cualquier caso, no un espacio neutro, sino uno animado y vivido; un receptáculo en el que estamos inmersos. No hay vida sin esferas. Necesitamos esferas como el aire para respirar; nos han sido dadas, surgen siempre de nuevo donde hay seres humanos juntos y se extienden desde lo íntimo hasta lo cósmico, pasando por lo global.” De este modo, la arquitectura tiene ante sí la difícil tarea de cuidar lo que queda dentro y fuera de su esfera, respondiendo a las exigencias de los usuarios y a las emergencias del medio ambiente.
La bioarquitectura trata de afrontar dicha tarea desde una perspectiva holística. Para ello recurre fundamentalmente al uso de materiales naturales, respetando su origen y conociendo sus posibilidades para construir de forma saludable y responsable con el contexto.
Nuestra piel respira y está viva.
Los espacios que nos rodean también pueden estarlo.
El estudio ofrece diversos servicios que se adaptan a las necesidades de cada persona y las características de cada proyecto, ya sea construcción y rehabilitación de espacios, o bien servicios complementarios relacionados con el asesoramiento de materiales y el empleo de la arquitectura enfocado a la salud y el bienestar. En todos ellos nuestro compromiso es doble: por un lado, crear espacios que se adapten a las diferentes formas de habitar de las personas, favoreciendo el bienestar de las mismas y el rendimiento del hábitat; por otro proteger el medio ambiente, prestando especial atención al entorno local.
1.
Lo que caracteriza nuestra manera de construir es el uso de materiales naturales no adulterados que se adaptan al contexto, las necesidades específicas del proyecto y el gusto del cliente. Se trata de materiales ecológicos que históricamente han estado ligados a la construcción: como el barro, la madera o la piedra. En su selección nos guiamos por criterios que priorizan el origen local e incluso artesanal, lo cual permite disminuir la huella ecológica de nuestros proyectos y potenciar el carácter humano de los mismos. Cuando nos enfrentamos a un nuevo proyecto, procuramos prestar especial atención a los ciclos y características propias de los materiales para construir espacios saludables que funcionan y se autorregulan como un ecosistema. Por ejemplo, el barro es higroscópico, lo cual significa que puede ayudar a regular la humedad del ambiente. Partir de este tipo de conocimientos hace posible generar un clima interior en la vivienda o el espacio de trabajo que sea agradable y a la vez sostenible, minimizando el consumo de energía y recurriendo en la medida de lo posible a fuentes renovables. Si construimos desde cero, todas las posibilidades están abiertas, lo cual nos permite sacar el máximo provecho a la bioarquitectura.
2.
Cuando partimos de una construcción previa, tratamos de respetar los elementos aprovechables de la misma, llevar a cabo una redistribución de espacios, introducir materiales naturales adaptados a ella y crear un clima interior agradable siguiendo criterios de eficiencia energética. Para ello llevamos a cabo un estudio detallado de cada caso. Por ejemplo, en el caso de las viviendas, una gran cantidad de las mismas son construcciones estandarizadas en las que tienen lugar muy distintos tipos de vida. Tal como los entendemos en FANG, los proyectos de rehabilitación pueden hacer que los espacios arquitectónicos se adapten a las maneras reales de habitar de las personas y no al revés. Por este motivo tratamos de fomentar la construcción de viviendas flexibles y fácilmente adaptables que puedan satisfacer las necesidades cambiantes de sus habitantes en el presente y futuro.
3.
En el estudio creemos que también es posible introducir los beneficios de la bioarquitectura y el uso de materiales naturales en muchos espacios sin alterar la distribución de los mismos. Para ello prestamos atención a los acabados, las superficies y los pequeños detalles que pueden transformar un lugar en un entorno más agradable. Una manera sencilla de hacerlo es cambiar suelos, sustituir revestimientos o aplicar pinturas y arcillas naturales en las paredes. Es decir, se trata de recurrir a materiales de bajo procesado industrial, olor neutro o agradable y que incluso presentan características higrotérmicas para regular naturalmente la humedad y temperatura de los espacios haciéndolos más confortables. Dado que el revestimiento es la capa que más superficie ocupa en la vivienda, todo lo que aplicamos en las paredes condiciona no solo la calidad del aire sino también nuestras propias sensaciones. Si se cuenta entre los objetivos del proyecto, esa superficie podría evitar la neutralidad llegar a estimular las percepciones sensoriales diarias: el tacto, la vista y el olfato. Dependiendo de las características del proyecto, el asesoramiento de materiales se puede realizar a distancia con el objetivo de sentirnos más cerca de la naturaleza en el hogar o espacio de trabajo.
4.
El asesoramiento también puede estar enfocado a beneficiar la salud y el bienestar de las personas que habitan o trabajan en esos espacios. La aplicación de los principios de la bioarquitectura puede hacer esto de muy diversas formas, entre ellas: recurriendo a materiales no adulterados, inodoros, que tienen baja radioactividad y no emiten ningún tipo de sustancias tóxicas; optimizando el aislamiento acústico de los espacios, aprovechando las características naturales de dichos materiales para conseguir una proporción equilibrada de aislamiento térmico y acumulación de calor; buscando una regulación natural de la humedad y buena calidad del aire mediante el uso de materiales higroscópicos, reduciendo la presencia de hongos, humedades y alérgenos… Incluso la calidad de nuestro descanso puede aumentar con una planificación apropiada de las corrientes electromagnéticas en el hogar. Porque la salud es vida, la bioarquitectura puede ayudarnos a vivir mejor.